Del latín PYRŌPUS, y éste del griego 'πυρωπός', compuesto de ‘πυρ’, “fuego” y ‘ωπός’, “ojo”. 
Eso es un piropo: “fuego en la mirada”.
Sé que muchos de vosotros, dado que mi postura feminista es manifiesta en las redes, habréis pensado que este texto, escrito con tintes de tal movimiento, iba a denostar y a tirar por el suelo este concepto.
E incluso, algunos y algunas -y  aquí hago significativo énfasis en la distinción de género-,  ni siquiera lo querrán leer, motivados por el mismo ‘pre-juicio’.
No. Os voy a defraudar.

'CON-VERSAR'


            Cuando doblo esta palabra, lo que me trae a la mente es una imagen muy personal: dar un “paseo por la Bahía”.

'DE-SEO'


Cuando doblo esta palabra, la figura que me devuelve es una “silla”.

            La palabra deseo viene del latín clásico ‘desidia’, ociosidad, pereza, cuya raíz está en el verbo ‘desidere’, permanecer sentado, que se compone del prefijo ‘de-‘ y el verbo ‘sedere’, estar sentado.