CAST-IGAR Y SACRI-FICAR


           

            Cuando doblo estas palabras, lo que obtengo son dos términos que han sido desafortunadamente ‘maltratados’.

            “¡No te castigues!”
            “¡Sacrificarme! ¿para qué? Si nada va a cambiar...”
            
            Descubramos qué estamos diciendo...            

            CAST-IGAR. Es un compuesto del latín:
            -‘castus’, casto, en origen quería decir virtuoso, puro, “ajustado con las reglas o los ritos”. En latín nunca tuvo el matiz sexual que entendemos en la actualidad, sólo lo adquirió en el latín tardío en el que escribían los escritores cristianos.
            -Y ‘agere’, hacer.
            Cuando (me) cast-igo, (me) estoy “instruyendo en unas reglas o ritos determinados”, (me) estoy “haciendo puro, virtuoso”.

            SACRI-FICAR. Otro compuesto del latín 'sacer' y 'facio', 'hacer sagrado'.
            Cuando me sacri-fico, estoy haciendo sagrado el esfuerzo continuado en la consecución de un objetivo. Estoy honrando. Estoy entregando.


            El hecho de que estas palabras hayan sido tan menguadas dice mucho de la realidad social en la que vivimos donde lo importante no es hacer a alguien virtuoso, ni hacer sagrado todo esfuerzo que requiere un tiempo y una entrega.

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